SALA DE LA CAI - HUESCA
El acercamiento y la sobreimpresión de los colores crean una atmosfera mágica y transfigurada que se libera de cada vínculo objetivo, haciendo resurgir una nueva sustancia poética: la forma de la luz. Luz como idea unificadora. Canto del color al tiempo y a lo eterno o, mejor, a la relación áurea entre transitoriedad y permanencia.
Como el viento de marzo, el color fluye sin límites claros, lineales, disolviéndose espontáneamente y permitiendo múltiples interpretaciones. Lo inefable y dúctil con los diversos estados anímicos del hombre -lirismo, calma ideal, inquietud, sueño, amenaza- que, en su emotividad, son expresiones del espíritu romántico, coloreado de visiones a veces angelicales, a veces tenebrosas. La poética del color y de su luz es un medio para salir, con aparente lúdica levedad, del frío peso del gris.
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